domingo, 23 de junio de 2013

Las cosas han cambiado, y seguirán cambiando.
Cómo los arboles se vuelven marrones y sus hojas se caen.
Cómo las olas rompen la tranquilidad del mar.
Cómo la lluvia interrumpe una dura sequía.
Cómo el calor se abre paso en el frío.

Un día te levantas y todo ha cambiado, no sabes cómo, ni cuándo, ni porqué, solo sabes, que nada es igual, y que nunca lo será. Que para bien o para mal, con todos esos cambios, vivirás.




















lunes, 3 de junio de 2013

Hacia mucho que escuchaba una voz dentro de sí misma, una voz fría y perturbadora.
Le paraba cada vez que intentaba cumplir un sueño, cuando intentaba alcanzar una meta, superarse a sí misma, le decía que no podía, que no servía para nada.
Cuando se miraba en el espejo, ahí estaba la voz.
Y le susurraba que no era bonita, y que nadie la querría jamás.
Y entonces ella le gritaba que se fuera, que no la quería y que no tenía razón.
Pero era inútil, porque esa voz que le susurraba cosas horribles, eran sus pensamientos, y era tener una pelea consigo misma.




Sus ojos les dijeron que la historia que sus sonrisa les contaba era mentira.

jueves, 23 de mayo de 2013

Estrella encerrada.

Encerrada en un pequeño tarro, había una estrella.
Una estrella tan brillante, y tan majestuosa, como la aurora boreal.
Esa pequeña estrella, no estaba encerrada contra su voluntad.
Pues sabía que si algún día salía, las demás estrellas la rechazarían.
Esta estrella, pensaba que era muy fea, nada bonita.
Pero no era así, las demás estrellas la rechazaban porque les haría sombra.
Porque sabían que era más brillante que ninguna, más que ellas mismas.
Y la pobre estrella quedaría encerrada, hasta que alguien, algún día, quisiera su luz.

Y nadie, absolutamente nadie, debería verse privado de su luz.

jueves, 16 de mayo de 2013

Y si puediese escribir una carta de suicidio...

Nunca creí que pudiese verme a las 5 de la madrugada escribiendo esto, pero llevo muchas noches dándole vueltas a lo mismo, y bueno, llegué a una simple conclusión; quiero dejar este mundo. Y no lo veo algo tan malo ¿sabes? La gente toma el suicidio como un tema tabú, y yo creo que cada uno es libre de elegir el momento en el que quiere morir, en el que quiere cerrar los ojos para no abrirlos nunca más, el momento de pasar a el otro lado, a lo que venga después, es como lanzarse a lo desconocido.
Tú, ¿por qué lloras? Soy feliz, no quiero que llores, simplemente me dormí para no despertar más; pero creo que era egoísta irme sin decir adiós, sin una explicación. Así pues, tú que estás leyendo esto con lágrimas en los ojos, sonríe, porque ahora soy feliz, porque he pasado a algo mejor; algo que deseaba hace mucho.
Lo que encontraste muerto en mi cama, solo era mi cuerpo, piel y huesos, mi espíritu, esa chica que conocías, no está dentro de ese cuerpo, está flotando con los ángeles, sonriendo porque por fin es libre. Porque ahora, es feliz.


Eligió el camino de la muerte.
(Y con él, el de la libertad.)

miércoles, 3 de abril de 2013

El tiempo me olvidó.

En mi cabeza hay un pequeño espacio para todo, a pesar de que ciertas cosas ocupan más espacio del que deberían.
Tengo un espacio para el rencor, para el temor, para la felicidad, para la soledad, para la tristeza, para el dolor, para la diversión, para el olvido, para el recuerdo...
Y muy a mi pesar, también para ti, un hueco demasiado grande para mí.
Porque después de todo, nuestra propia mente nos asusta a veces, nos desespera, nos vuelve locos, no podemos dejar de pensar en eso que tanto nos preocupa o entristece, porque la mente, no nos concede jamás un descanso.
Nos aferramos a los recuerdos tristes olvidando y dejando atrás los momentos más felices, aquellos que nos hicieron sonreír, porque los momentos que te marcan son aquellos que te hicieron tanto daño como para dejarte marca.
Y nos ponemos los auriculares y miramos al techo, ponemos esa canción que tanto nos duele escuchar, y las lágrimas empiezan a brotar de nuestros ojos, cada vez más deprisa, dejando un rastro de añoranza, sentimientos encontrados, y cosas que por mucho que queramos, jamás entenderemos, porque simplemente hay cosas que debemos olvidar, no olvides que hay heridas que es mejor cicatrizar.



Tiempo; tú que lo curas todo, visítame, te necesito.

viernes, 29 de marzo de 2013

Ahí esta otra vez, sentada en su terraza, a pesar de que llueva, a pesar de que su único abrigo sea una fina manta.
Sus ojos se dirigen a donde siempre, hacia su ventana, hacía la ventana donde él había vivido meses atrás, esa ventana que había contemplado cientos de noches, mientras él se asomaba y le sonreía. Y ahora su única compañía eran la luna y las estrellas.
La ventana empezaba a acumular polvo, se podía ver su antigua habitación fría, sin muebles, sin nada, sin él en su cama escuchando música o leyendo un libro.
No volvería a ver su pelo rizado, o sus ojos azules cristalinos mirarla cada noche.
La distancia se había apoderado de ellos, pero ella le seguiría amando, en cada kilómetro que los separaba.
Un escalofrío le recorre el cuello, un recuerdo viene a su encuentro.
Recuerda aquel día de Diciembre, las luces de navidad alumbraban la calle, él la miró desde su ventana, era la primera vez que le veía, ¿amor a primera vista? Así fue. Y recuerda el primer día que el abrió su ventana y se coló en la de ella.
Porque al fin y al cabo, los recuerdos jamás se los podía arrebatar nada ni nadie.
                                                                  
Pero saldría adelante, porque eso era lo que hacía siempre

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