viernes, 29 de marzo de 2013

Ahí esta otra vez, sentada en su terraza, a pesar de que llueva, a pesar de que su único abrigo sea una fina manta.
Sus ojos se dirigen a donde siempre, hacia su ventana, hacía la ventana donde él había vivido meses atrás, esa ventana que había contemplado cientos de noches, mientras él se asomaba y le sonreía. Y ahora su única compañía eran la luna y las estrellas.
La ventana empezaba a acumular polvo, se podía ver su antigua habitación fría, sin muebles, sin nada, sin él en su cama escuchando música o leyendo un libro.
No volvería a ver su pelo rizado, o sus ojos azules cristalinos mirarla cada noche.
La distancia se había apoderado de ellos, pero ella le seguiría amando, en cada kilómetro que los separaba.
Un escalofrío le recorre el cuello, un recuerdo viene a su encuentro.
Recuerda aquel día de Diciembre, las luces de navidad alumbraban la calle, él la miró desde su ventana, era la primera vez que le veía, ¿amor a primera vista? Así fue. Y recuerda el primer día que el abrió su ventana y se coló en la de ella.
Porque al fin y al cabo, los recuerdos jamás se los podía arrebatar nada ni nadie.
                                                                  
Pero saldría adelante, porque eso era lo que hacía siempre

P

2 comentarios:

  1. Hay veces que los recuerdos se enredan entre las sábanas, y son difíciles de sacar, pero al final todo se arregla, aunque tengas que cambiar directamente de cama.

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    1. Hola bonita! :)
      Me gustó la expresión ''hay veces que los recuerdos se enredan entre las sábanas''.
      Gracias por tú comentario cielo<3.
      Cuidate.
      XOXO.

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