Tengo un espacio para el rencor, para el temor, para la felicidad, para la soledad, para la tristeza, para el dolor, para la diversión, para el olvido, para el recuerdo...
Y muy a mi pesar, también para ti, un hueco demasiado grande para mí.
Porque después de todo, nuestra propia mente nos asusta a veces, nos desespera, nos vuelve locos, no podemos dejar de pensar en eso que tanto nos preocupa o entristece, porque la mente, no nos concede jamás un descanso.
Nos aferramos a los recuerdos tristes olvidando y dejando atrás los momentos más felices, aquellos que nos hicieron sonreír, porque los momentos que te marcan son aquellos que te hicieron tanto daño como para dejarte marca.
Y nos ponemos los auriculares y miramos al techo, ponemos esa canción que tanto nos duele escuchar, y las lágrimas empiezan a brotar de nuestros ojos, cada vez más deprisa, dejando un rastro de añoranza, sentimientos encontrados, y cosas que por mucho que queramos, jamás entenderemos, porque simplemente hay cosas que debemos olvidar, no olvides que hay heridas que es mejor cicatrizar.
Tiempo; tú que lo curas todo, visítame, te necesito.
No te fíes mucho del tiempo, lo digo como consejo. Que luego se acomoda y no se quiere ir.
ResponderEliminar